Junto con un grupo de especialistas, recorre lugares poco transitables donde les facilita atención médica la gente que lo necesita.
Once años atrás un grupo de oftalmólogos, ópticos y voluntarios, comenzó a gestar un sueño, un ideal de hacer del mundo un lugar un poquito mejor. Y emprendieron la marcha haciendo lo que mejor saben: ayudar a la gente con los problemas que puedan tener en la vista. El lugar elegido fue la Línea Sur, quizás por su gente, quizás por su realidad social, quizás porque siempre guarda ese tinte de nostalgia que en muchos casos, genera solidaridad.
Así surgió Cien caminos, una agrupación voluntaria y solidaria, que con sus propios medios y sin aportes gubernamentales, emprende cada dos o tres meses, una salida a algún paraje patagónico. Aún hoy, once años después de haber comenzado este proyecto, los voluntarios se sorprenden con la alegría que los reciben los pobladores, muchas veces olvidados por el Estado y la sociedad misma.