En un día de frío llegamos a Comallo, una de las localidades que se encuentran sobre la ruta 23, que une la costa de Río Negro con la cordillera. Allí nos esperaban cientos de pobladores, muchos de los cuales habían llegado desde parajes vecinos como Anecon Grande, Cañadón Chileno, Pilquiniyeu del Limay y Laguna Blanca.

Fue un día histórico: atendimos a 250 pacientes, entre ellos niños y niñas que por primera vez tenían un diagnóstico y adultos que hacía años no podían acceder a un control. Detectamos causas de ceguera evitable y tomamos la responsabilidad de resolver casos quirúrgicos, tratamientos con láser y de donar la mayor cantidad de anteojos de la historia de la Fundación. También atendimos nueve niños, pacientes pediátricos, con patologías complejas.
 
Atendimos a la mayor cantidad de personas desde que comenzamos las campañas solidarias, hace doce años, y esto fue posible por la articulación con los docentes, médicos y agentes sanitarios del Hospital de Comallo, el Centro de Educación Media Nº 26 y el Programa de Salud Escolar. 
 
Como desde hace un año, nos acompañaron alumnos de la carrera de Administración de la Sede Andina de la Universidad Nacional de Río Negro y esta vez se sumaron estudiantes de 5to años del Colegio Secundario QMark.
 
Gracias a todos ellos, y a los pobladores que se acercaron, vivimos un gran día en Comallo.